Lo Público, Medios de Comunicación y Poder: Hacia un enriquecimiento del debate acerca de la Esfera Pública.


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En las últimas décadas, el fenómeno de lo público ha sufrido transformaciones substanciales, creándose así un importante debate acerca de la nueva naturaleza de la publicidad, ya sea en referencia a lo privado, como también la nueva noción de un nuevo tipo de espacio que oscila entre ambos lados de esta dicotomía: los espacios post públicos
Así, han entrado en juego factores muy importantes que han puesto en tela de juicio toda esta idea de espacio público como debate cara a cara entre las personas en un lugar determinado de encuentro.
Nos proponemos en este trabajo indagar en el debate acerca de la existencia y la naturaleza del espacio público en el mundo actual. Así, partiendo de la noción más conocida de la esfera pública postulada principalmente por Habermas y la corriente urbana Post Moderna, pretendemos encontrar los principales puntos críticos de esta visión, para así incorporar nuevos elementos a la discusión, que la hagan más compleja, fructífera y conectada con la realidad.

1. Habermas y los Urbanistas Postmodernos: La creación de un espacio público ideal y mítico.

El espacio público teóricamente ha sido concebido como un gran ideal, el cual es poseer un lugar donde se exponga un ideal de democracias, en un concepto discursivo, racional y de debate donde no exista exclusión. Desde la clásica visión de Habermas, hasta las últimas investigaciones que han abordado las diferentes propuestas permiten solventar tal afirmación.
Es así como para este autor, el espacio público corresponde a un ámbito en que los individuos pueden crear una opinión pública, mediante el debate racional. “La publicidad burguesa puede captarse ante todo como la esfera en la que las personas privadas se reúnen en calidad de público… Se desarrolla en la publicidad burguesa una conciencia política que consigue articular la idea y la exigencia de leyes generales y abstractas contrapuestas al dominio absoluto, y que aprende finalmente a afirmarse a sí misma- es decir, a la opinión pública - como la única fuente legítima de esas leyes”.[1]
Este espacio público corresponde a uno constituido por hombres privados en tanto se unen a debatir, por ende es una publicidad que cada uno de los hombres lleva en sí, y que se hace efectiva una vez que el debate racional cara a cara toma lugar. No obstante, en general cuando Habermas se refiere a este espacio público y a este debate (y piensa especialmente en la burguesía que comienza a tomar forma en Europa en el siglo XVII), lo liga inevitablemente a ciertos lugares específicos y concretos, donde el debate se da de manera institucionalizada (las llamadas en aquel tiempo “casas de café”, por ejemplo).
Dada esta noción, la corriente urbanista postmoderna “contrasta la ciudad actual con un pasado mítico, ubicado en algún momento de la era moderna, en el cual las características propias del espacio público- multiplicidad de usos y encuentro social- no sólo se desarrollaban, sino además estaban en constante expansión”[2]. Además, “esta promesa habermasiana de encuentros libres y diálogo racional entre diversos grupos sociales ha sido llevada al plano de la discusión espacial por muchos autores, y transformada en el pilar de la Conceptualización urbanística post- moderna del espacio público. Sin embargo, para estos autores, y contrariamente a la visión de Habermas, el encuentro social y la yuxtaposición de usos del espacio público no es una promesa no cumplida, sino la característica básica de la vida urbana moderna”. (Salcedo, 2002).
En base a todo esto, se pueden encontrar dos puntos básicos de discusión. El primero corresponde a este ideal de discusión cara a cara que los postmodernos intentan rescatar de una modernidad mítica, donde existe debate y encuentro social. El segundo punto corresponde al ideal democrático, excento de poderes intervinientes, netamente racional y libre. A continuación discutiremos este argumento en base a los puntos señalados.


2. Primer punto de discusión: Los Medios de Comunicación y la “deslugarización de lo público”.

En el debate actual de la esfera pública es imprescindible señalar el papel de los medios de comunicación en el proceso de deslugarización de ésta. Ese espacio público, ideado por Habermas y llevado a la mitificación por los postmodernos, como una esfera de discusión racional y argumentativa, ha ido cambiando de naturaleza, y ya no se desarrolla en un “lugar” físico, sino en una esfera más intangible brindada por los avances tecnológicos. Así, durante los últimos 200 años las personas se han ido crecientemente aislando, retirando de la vida pública hacia la vida privada (se pueden atribuir múltiples causas a este fenómeno de aislamiento, no obstante no es un tema que trataremos aquí y los medios aparecen en este contexto como un satisfactor de necesidades. Efectivamente, siguiendo a Sennett, no se puede culpar a los medios de comunicación de este aislamiento. “Los impulsos para retirarse de la vida pública han comenzado mucho antes del advenimiento de estas máquinas; no son aparatos infernales… son instrumentos inventados por el hombre para satisfacer necesidades humanas. Las necesidades que los medios de comunicación están satisfaciendo son aquellos impulsos culturales que tomaron forma en los últimos 150 años para apartarse de la interacción social con el fin de comprender y sentir más como una persona.”[3] Hay entonces una necesidad de traspasar las funciones públicas al hogar, ya sean éstas la información, la diversión, el diálogo, etc.
Otro factor muy importante de señalar (y que tiene talante mucho más urbanístico) a la hora de observar esta retraimiento a la esfera privada de los individuos, corresponde a la forma adquirida por las grandes ciudades desde el siglo XIX, tomando mucha más fuerza en el siglo XX. La reconstrucción de las ciudades que tiene su paradigma en el París de Haussmann y luego de Le Corbusier, corresponde a un modelo que separa funcionalmente la urbe, diferenciando radicalmente el hogar del trabajo, e incluye un factor vital para comprender este cambio: la circulación, el tráfico. Así, Moses, el símil de Hausmann en la Nueva York de unos años más tarde, en palabras de Sennett “sostenía que sus carreteras no tenían un carácter destructivo, sino que ofrecían posibilidades placenteras…creía que este sistema de autopistas y “parkways” liberaría a las personas de las tensiones de la ciudad…Su planificación buscaba anular la diversidad. Cuando actuaba sobre una masa de la ciudad, la trataba como si fuera una roca que debía desmenuzar, y el “bien público” se alcanzaba mediante la fragmentación”[4]. Este nuevo ideal de circulación encarnado en las autopistas tiene como consecuencia el desmedro por el espacio público en tanto punto de encuentro con otros, extraños. El espacio público se convierte en un espacio de circulación, donde las personas avanzan rápido, consumen tiempo, optimizándolo de la manera más eficiente posible, con el fin de llegar a la hora a sus trabajos, y de regresar lo antes posible a sus hogares, con sus familias. Así, ocurre un proceso de revalorización de lo privado, del oikos (es decir, la esfera privada vista como satisfactor de necesidades solamente) y desmedro de lo público (en el sentido habermasiano del término). La circulación y las autopistas por ende, si bien son un fenómeno estructural y planificado por alguien, también terminan por satisfacer una necesidad de las personas, no son un factor maligno en sí mismo.

3. Segundo punto de discusión: La esfera pública como dispositivo de poder.

Un segundo aspecto importante del planteamiento de Habermas y los Post modernos corresponde a la visión de la esfera pública como un punto de diálogo libre y racional, donde los ciudadanos se reúnen para opinar críticamente acerca del gobierno y otros temas. Hay un presupuesto por parte de esta visión, consistente en una modernidad mítica (Salcedo, 2002), donde realmente existió esto, en contraste con los tiempos actuales donde esta esfera ha desaparecido. Así, autoras como Susan Fainstein aseguran que este presupuesto de un espacio público libre de coacción y poder es un mero prejuicio ideológico, y que desde comienzos de la modernidad (claramente antes de ella también) ha habido exclusión en la esfera pública, y solamente algunos han tenido históricamente el privilegio de expresar su opinión “libremente” (Fainstein, 1994[5]). Así, el segundo punto en discusión de esta visión de Espacio público es el poder, que ha existido siempre, y que según Salcedo (en línea foucaultiana), es su característica básica.
No obstante, este autor también agrega que no es suficiente ver el espacio público como dispositivo de poder, sino que también existe la contraparte que es la resistencia al poder (y aquí argumenta siguiendo a autores como Gramsci y De Certeau). De esta forma, poder /resistencia al poder definen dialécticamente al espacio público, y así se crea “una dialéctica constante de conflicto entre fuerzas hegemónicas y discursos alternativos de resistencia[6]”. Así, se abre una ventana para la posibilidad de existencia de espacio público en esta resistencia, que si bien es menor, no por eso es menos importante para el análisis y para el proceso histórico de esta esfera.

4. Conclusión.

Es así como tenemos entonces dos focos interesantes de crítica y transformación de lo público. Primero una separación de lo público de la interacción cara a cara como su condición necesaria, y segundo, la idea de la existencia permanente del poder y la resistencia a éste en el espacio público. Nos interesa entonces, a modo de conclusión, incorporar este elemento mediático y no presencial al debate acerca de la posibilidad de espacio público en la sociedad actual. Salcedo, en vena netamente urbanística argumenta solo con referencia a los llamados espacios “post públicos”, concepto que intenta definir básicamente a aquellos lugares que no caben en la distinción clásica entre lo público y lo privado. De esta forma acota su análisis sólo al aspecto aún físico de lo público, sin embargo, ¿Sería correcto dejar fuera de este proceso de reconceptualización de la esfera pública a un elemento tan fundamental como lo son los medios de comunicación?
En la actualidad puede verse que “el desarrrollo de la comunicación mediática, crea nuevos tipos de experiencia que en cierta medida recortan estos modos tradicionales de organización política, ya que se trata de experiencias en la que la comunalidad deja de estar vinculada al hecho de compartir un lugar común. Los individuos pueden adquirir experiencias parecidas a través de los media sin compartir contextos de vida similares…a diferencia de la experiencia vivida, la comunalidad de la experiencia mediática no se basa en la proximidad espacial”.[7] Como podemos apreciar en las palabras de Thompson, la idea de la no presencialidad es algo cada vez más común en la vida actual, y sin desconocer la existencia de un espacio público donde aún la gente se reúne, donde se les ve compartiendo en la presencia, incluso con extraños, a pesar de todo eso, tampoco puede desconocerse en absoluto la existencia de los chat, de los foros temáticos, de la televisión como medio informativo, y muchos otros elementos más, que han ido reemplazando funcionalmente a lo público en tanto presencia, que juegan el papel de sucedáneo de la esfera pública, en la esfera privada.
Entonces, perfectamente la dialéctica a la que alude Salcedo puede traspasarse al ámbito de los medios de comunicación como una forma de análisis, pudiendo encontrar al igual que en los espacios post públicos, dispositivos de poder y grupos de resistencia a éste. Por otra parte, no deja de ser interesante el análisis del proceso de transformación urbana que se ha llevado, se lleva y se llevará a cabo por esta nueva revalorización de los hogares, del ámbito privado, que poco a poco ha ido incorporando lo público dentro de sí (por estos mismos medios de comunicación), y que por tanto, ante esta necesidad de estar en el hogar (y en el trabajo), implica autopistas que aseguren la satisfacción de esa necesidad.
Tanto la naturaleza del espacio, como las necesidades de las personas han cambiado, por lo tanto se hace necesario también un debate más complejo, que incorpore elementos como estos para poder comprender de mejor manera el fenómeno de lo público, en su cabal riqueza.


Daniel Gallegos Berrios Estudiante Geografía UC
Felipe Godoy Ossa Estudiante Sociología UC
Jorge Von Marees Ralph Estudiante Sociología UC


3 Responses to “Lo Público, Medios de Comunicación y Poder: Hacia un enriquecimiento del debate acerca de la Esfera Pública.”

  1. Anonymous Anónimo 

    Veo que hemos leído a Habermas con su Historia y Crítica de la Opinión Pública...

    Todo muy falso y muy cierto a la vez... Sabías que Habermas es el mejor somnífero???

    Besos

  2. Anonymous Anónimo 

    Hahaha... en cierta forma sí... pero no podemos ocultar que nos encantaría funcionar de la manera que él describe la sociedad.

  3. Anonymous Anónimo 

    JAJAJAJA..soy famosoooo

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  • Soy Daniel, el geografo
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  • Bueno de nacionalidad chilena, Geografo. Personalidad normal, me gusta procesar las cosas y luego actuar, creo que todo en su justa medida puede hacer que la vida se de en forma precisa, o sea en su coccion adecuada. Me considera ademas muy cariñoso y simpatico, aunque si me me pillan mal parados aguanten porque va ha quedar la crema.
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